24 diciembre 2011

La última Navidad

Nunca he comprendido a aquellas personas que están en contra de la Navidad. Para los cristianos convencidos, ésta sigue siendo una fiesta cargada de un significado profundo. Por otra parte, para aquellos que han abandonado el cristianismo convencional para abrazar el consumismo como único bastión en una vida sin dimensión metafísica es la época perfecta para lanzarse sin rémoras a un consumo desaforado. Para los que viven lejos de su tierra es una garantía de reencuentro y para los que tienen niños a su alrededor, una oportunidad única de revivir la inocencia y la emotividad de la infancia.

19 diciembre 2011

Al pan, pan... y a los higos, higos

Grafiti en la pared de una casa abandonada en el centro.
Una de las enseñanzas que más recuerdo de mi entrañable profesora de Filosofía de COU es la de la idea de progreso unida a la posibilidad de regreso. Dicho de otro modo, que no siempre el progreso es bueno, que a veces se dan pasos en falso en nombre de un supuesto progreso que en verdad no es tal. Tras dos años viviendo en el extranjero, me viene este planteamiento filosófico a la memoria de vez en cuando, al conocer ciertas noticias o nuevas tendencias de la madre patria. Una de las cosas que observo con mayor preocupación es la propagación y posterior implantación de esa moralina de lo "políticamente correcto" importada de EE.UU., a menudo aplicada a los fenómenos equivocados. Ejemplo: como no fumador, pero ante todo como ciudadano con conciencia cívica, me alegra muchísimo ver cómo se ha implantado la ley anti-tabaco en los bares y restaurantes españoles (en Grecia, la causa está más que perdida). Sin embargo, no puedo evitar sentir estupor y un poquito de vergüenza ajena, al leer noticias como la que publicaba hace unos días El País sobre la condena a la TVG gallega porque en una escena de una serie había una máquina de tabaco con un reclamo publicitario. Entiendo que hacer publicidad subliminal del tabaco a estas alturas sea inapropiado y, sí, reprobable. Lo que me preocupa es la parte de la sentencia en que se afirma que la presencia de esa máquina era innecesaria para recrear el interior de un bar.

15 diciembre 2011

Miradas al suelo

Esta mañana en la línea 1 del metro, entre las estaciones Syntagma y Panepistimio.
De entre la multitud de cabezas atestadas se alza una voz masculina. Buenos días, señoras y señores... En seguida queda claro que no se trata del revisor. Se percibe cierta desesperación camuflada. Hace unos días estuve en el pograma de televisión "Merece la pena"... Parte de su plegaria se pierde, quizá por una mala proyección de la voz, quizá porque las cabezas que pueblan el vagón obstaculizan su nítida propagación. La plática continúa, Tengo un hijo ciego y está enfermo..., pero rápido queda amortiguada por el ensordecedor chirrido de las ruedas metálicas sobre la vía, que termina por silenciarla. Miro a mi alrededor y solo veo cabezas gachas y cuerpos vueltos hacia las puertas del vagón. Sobre las negras ventanas se refleja una multitud de rostros, todos ellos con la mirada fija en el suelo. El tren se aproxima a la estación y reduce progresivamente la velocidad... Muchas gracias y felices fiestas... Segundos antes de que suene la señal de apertura de puertas, una voz femenina desde atrás me despierta del trance: 

¿Va a bajar? 
, respondo firme y seco, aún absorto, sin tan siquiera girarme.

07 diciembre 2011

Del éxodo y el abandono

Hace unos días, con motivo de su cumpleaños y aun a riesgo de que la factura del móvil se disparara como suelen hacer los spreads de un tiempo a esta parte, decidí llamar a una amiga de mi tierra y felicitarla de viva voz, ya que hacía tiempo que no teníamos noticias el uno del otro. Tras los saludos y la felicitación de rigor, la pregunta del millón no tardó en llegar: ¿Hasta cuándo tienes pensado quedarte? Es lógico que mi amiga me haga esta pregunta, en vista de la situación inestable y del panorama nada halagüeño que se presenta, pero no puedo evitar que se me encoja un poquito el corazón. En esta temporada de éxodos e inmigración económica, me resulta cada vez más difícil justificar (incluso a mí mismo) mi firme determinación a permanecer en Atenas, cuando cada vez más jóvenes griegos y españoles están marchándose en pos de un futuro mejor, que no parecen encontrar en sus patrias. Se me encoge el corazón porque la respuesta desnuda, despojada de los envoltorios de los no pocos motivos (ciertos, pero secundarios) que aduzco es que siento que mi sitio, para bien o para mal, sigue estando aquí. No pongo en duda que los éxodos, entendidos como la migración (forzosa o autoimpuesta) a otro lugar en busca  de prosperidad pueden ser beneficiosos, pero en el fondo no dejan de ser una tragedia. En mi caso particular, considero que una huida preventiva de Atenas sería, además, un éxodo espiritual, mucho más duro que el terrenal y, en combinación con este, difícilmente soportable.

23 noviembre 2011

Al mal tiempo, buena cara

Lo llevaba pensando varias semanas; ya está bien de quejas, rabietas y lloriqueos. Es obvio que hoy por hoy es imposible seguir indiferente ante esta incertidumbre que se ha adueñado de la cotidianeidad, pero por esa misma razón, porque se ha convertido en algo cotidiano, debemos encajar los golpes que estén por venir (que no parecen ser pocos) lo mejor posible y recobrar en la medida de lo posible la ilusión, la alegría, los sueños y, por qué no decirlo, la diversión y el ocio. Después de todo, sólo se vive una vez y si esto es lo que nos va a tocar vivir, lo haremos de la mejor forma posible. Y punto.

17 noviembre 2011

La gran evasión

Livadiá es un hermoso pueblo de piedra situado en la margen del río Erquina, en la provincia de Beocia. El pasado fin de semana tuve el inmenso placer de asistir a un seminario organizado por la biblioteca de este remanso de paz a menos de dos horas de la mastodóntica Atenas. No se me ocurría una excusa mejor para huir no solo del ruido del tráfico rodado de la urbe, sino también del chirriante ruido del tráfico de información, de esa información aliñada con buenas dosis de morbo y alarmismo que tanto gusta a los medios del siglo XXI.

06 noviembre 2011

Yorgos y el lobo

Lo acontecido esta semana que termina en Grecia ha sido sencillamente delirante.

Durante el largo fin de semana que la precedió con motivo de la fiesta nacional del 28 de octubre, en las calles de Atenas se respiraba un aire festivo y despreocupado (rara avis en los tiempos del FMI), imbuido tal vez por el acuerdo alcanzado el día anterior en Bruselas, que suponía la quita del 50% de la deuda pública, y a pesar de no haberse leído aún la letra pequeña que exponía los nuevos sacrificios que ello implicaba.

26 octubre 2011

Esos héroes cotidianos

Lo veo muchas mañanas asomado al balcón, en pijama, con la cabeza gacha, en apariencia distraído, pero a la vez muy atento a cuanto acontece en las gastadas aceras o sobre el maltrecho asfalto de la calle. Tiene el pelo cano y, como cabría esperar en un hombre de su edad, algunos claros. No sé nada de él, ni cómo se llama ni si vive solo ni si tiene familia ni si está enfermo. A veces juego a imaginar qué estará sintiendo al contemplar este horizonte urbano de hormigón y acero, seguramente tan diferente al de su niñez en algún pueblo hermoso del interior, lleno de naturaleza y de vida, pero también de pobreza y penurias... y me invade una ligera tristeza.

21 octubre 2011

La vergüenza

No puedo encontrar otra palabra para describir lo que ha ocurrido en Atenas en estas dos jornadas de huelga general. Son muchas las que se me agolpan en la mente, pero parece que todas se quedan cortas para definir una situación confusa y compleja.

08 octubre 2011

El amor en los tiempos del caos

Nena y Pavlos son dos jóvenes comunes y corrientes. Él tiene un puesto administrativo en una empresa. Ella es enfermera en un hospital de El Pireo. Él vio cómo el local donde trabajaba a media jornada para sacar unos ingresos extra cerró la pasada primavera por una mala gestión del negocio. Ella se ve obligada a desempeñar día tras día su trabajo en unas condiciones cada vez más precarias. Ambos son griegos pónticos, descendientes de la antiquísima comunidad helena que durante siglos estuvo asentada en el litoral meridional del Mar Negro. El sábado decidieron unir sus vidas en santo matrimonio, siguiendo las pintorescas y entrañables tradiciones milenarias de su pueblo en una Atenas cada vez más inhumana, a la cabeza de un país que se asfixia lentamente entre el gas letal de los mercados (ese Todopoderoso sin rostro) y los gases lacrimógenos con que el establishment pretende aniquilar cualquier oposición por parte de un pueblo que agoniza.

27 septiembre 2011

Noche de vigilia

Son las cinco de la mañana y hace un par de horas que estoy en el Aeropuerto de Atenas, trasnochando, junto con otros muchos, muchos viajeros, por obra y gracia  de la enésima huelga de todos los medios de transporte urbano sin excepción. Confieso que mi ira se ha desatado en varias ocasiones estos últimos días precisamente debido a estas repetidas huelgas, que en España calificaríamos de "salvajes" (pues no hay servicios mínimos) y que aquí parecen ser lo más normal del mundo. Claro que el mundo también empieza a estar harto de no poder llevar una vida "normal" (todo lo normal que puede ser una vida aquí, tal y como pinta el panorma económico) por culpa de las incansables huelgas. Todo indica que se va a volver a repetir la situación del invierno pasado y volveremos a padecer lo que aquí llaman una "huelga de duración (indeterminada)".

Contra todo pronóstico, mi estancia se desarrolla agradable y apacible, no imaginaba que pudiera haber tanto movimiento y sobre todo tanta tienda abierta a estas horas de la madrugada en un aeropuerto no excesivamente grande. Nunca antes me había detenido a observar y comparar las diferentes cafeterías, hojear los diversos e interesantes libros de las librerías, estudiar el menú de cada restaurante, dejar que los olores de la pastelería fresca me azucen el hambre y, como colofón, sentarme con el ordenador sobre el regazo disfrutando de los 60 minutos de conexión inalámbrica gratuita cortesía del aeropuerto (¡cuánto tenemos que aprender en España de Internet, que hasta aquí nos llevan la delantera!).

14 septiembre 2011

Los cañones de Navarino

Recorrer la Mesenia, la provincia que ocupa el extremo suroccidental del Peloponeso es como deslizarse por una paleta de acuarelas azules y verdes. Al doblar una curva, cada montaña parece esconder tras de sí una esquinita de mar. No importa cuán remoto sea el lugar que se visite, en Grecia todas las tierras tienen historia. Y la Mesenia no es una excepción. Amén de sus sitios arqueológicos que encierran miles de años, toda la provincia está salpicada de castros medievales, fortificaciones militares de cuando los venecianos campaban a sus anchas por estos lares.

16 agosto 2011

Crónicas de la ciudad fantasma

Atenas en pleno agosto. Tarde de estío y abandono. Las calles del centro, liberadas por fin del martirio del tráfico, supuran una calma viscosa y se resbalan colina abajo como ríos de plata que refulgen bajo el sol. El Dekapendávgustos, la fiesta del 15 de agosto en que se conmemora la asunción de la Virgen, es aquí una festividad comparable a la Pascua o a la Navidad y los griegos acuden en masa a diversos puntos de peregrinación (el más famoso en la cicládica isla de Tinos) o a sus segundas residencias lejos de las urbes. 

A pesar de la fuerte presencia de turistas que recorren las callejuelas del centro y se encaraman a la Acrópolis o al Areópago, fuera de los circuitos turísticos Atenas queda estos días reducida a un desierto de asfalto y hormigón, habitado solo por un puñado de personas, muchas de tez oscura o manos arrugadas. Afuera todo parece desarrollarse de forma lenta y perezosa, excepto el crepitar frenético de las cigarras. Incluso los quioscos, emblema cotidiano de la Grecia contemporánea, están cerrados. Esta pesada calma de aceras desnudas y persianas bajadas hace que te fijes mucho más en la poca gente que se cruza en tu camino, preguntándote a qué dedicarán estos días de sol y plomo, si sus trabajos les obligarán a permanecer aquí o es el bolsillo quien les impide marcharse, si cuando lleguen a casa alguien les estará esperando o si se encuentran solos... 

Las grandes ciudades son siempre desiertos llenos de gente, pero estos días Atenas es un desierto vacío.



08 agosto 2011

Sérifos
(Suspiro de piedra en mitad del Egeo)

Y sin embargo la llegada a la isla no puede ser más decepcionante. A pesar de la bella estampa del puerto con sus casas blancas y su mar azul en lontananza, el desembarco en Sérifos no hace en absoluto justicia a lo que este peñasco seco varado en el mar alberga en su interior. El embarcadero de la isla, situado en el extremo meridional de la bahía, obliga al recién llegado a girar obligatoriamente a la derecha. Un desembarco totalmente desprovisto del sentimiento de libertad que dan otras islas, cuya bahía parece estirar sus brazos para dar al viajero un cálido abrazo de bienvenida a su llegada al puerto, normalmente situado en el centro de ésta.

30 julio 2011

¿Es esto amor?

Uno se da cuenta de que ha vivido en un mismo lugar más tiempo del que debería cuando empieza a encontrar atisbos de belleza en la fealdad más absoluta. Como cuando nos enamoramos. Más allá de la magia de sus monumentos milenarios, el encanto de sus entrañables tabernas y la bulliciosa animación de sus paseos, desde hace un tiempo me sorprendo admirando escenarios urbanos que en otras circunstancias no me habrían llamado en absoluto la atención o incluso me habrían horrorizado, como una avenida Singrú desierta o algunas viviendas del centro que aún supuran un señorío decadente.


10 julio 2011

El vals de los sueños perdidos

Con esta obra del genial Manos Hatzidakis como acompañamiento a una de las magníficas coreografías que se pusieron en escena en el Estadio Kalimármaro, Atenas clausuró esta semana los Special Olympics. La ceremonia, mucho más sencilla que la de inauguración y aun así mucho más bonita y elegante, me hizo pensar, una vez más, lo mal que se vende este país... y así le va. Podría con gusto extenderme sobre los diferentes números, algunos de un gusto exquisito, que compusieron la ceremonia en un estadio Panatenaico a medio llenar a causa del elevado precio de las entradas, a sabiendas de que los griegos han pasado olímpicamente de estas Olimpiadas, valga la redundancia.


30 junio 2011

Sueño de una noche de verano

Escenario de lujo: el del Estadio Kalimármaro con la Acrópolis de fondo
El mármol de las gradas del milenario Estadio Panatenaico aún desprenden el calor acumulado durante el día cuando da comienzo la ceremonia de apertura de los XIII Juegos de Verano Special Olympics Atenas 2011. Los Special Olympics son el gran desconocido del sello olímpico y no reciben demasiada atención mediática, ya que no reúnen a deportistas de élite, sino a personas con discapacidad psíquica de más de cien países que compiten en una veintena de deportes. Se celebran cada cuatro años, como toda olimpiada, y su fundadora fue Eunice Kennedy, la hermana del célebre presidente de los EEUU.

Siete años después, Grecia vuelve a albergar un evento deportivo a gran escala y la situación no puede ser más desigual, tanto por la discreta acogida de una sociedad divivida (¿es este momento para fiestas?) como por la gravísima situación económica. Sin embargo, la ceremonia de apertura se desarrolló, como cabría esperar, bajo un halo de magia y fantasía, sin lujos excesivos, pero con todos los ingredientes de toda ceremonia que se precie: desfile de atletas, izado de bandera, actuaciones estelares (Steve Wonder, Vanessa Williams), juramento olímpico y la llegada al estadio de la Llama de la Esperanza, que presidirá el estadio durante el desarrollo de los Juegos.

21 junio 2011

Destellos y sombras

Esta primera noche del verano por fin encuentro la tranquilidad y el ánimo para sentarme un rato a la fresca, dejando que mi mirada y mis pensamientos se pierdan en el horizonte. La Atenas urbana no puede considerarse ni mucho menos bonita, pero como todas las ciudades, las noches de verano cobra un encanto misterioso y sosegado que de algún modo la embellece. Desde mi balcón observo la transitada (también de noche) avenida Singrú que une en kilométrica línea recta el centro con el mar. Ese bramido ahora quedo pero incesante de los coches me recuerda que esta ciudad nunca duerme. Mi mirada se posa en la gran farola de tres focos que ilumina el puente sobre un cruce de carreteras a distinto nivel y me pregunto adónde irán todos estos coches a estas horas de la noche... con la que está cayendo.

Y la que está cayendo no es ni más ni menos que la espada de Damocles sobre su país. De un año a esta parte aquí no se habla de otra cosa que de economía, pero especialmente estas últimas semanas la situación se ha vuelto insostenible. Tanto se ha amenazado a los griegos con la bancarrota para justificar las asfixiantes medidas económicas impuestas durante los últimos meses que al final el pueblo parece haberse vuelto indiferente y no son pocos los que van por ahí clamando la bancarrota y el borrón y cuenta nueva, aunque habría que ver de qué tipo de cuenta se trata... Lo que está claro es que no se puede abusar de la gente hasta la extenuación y asustarla como a niños pequeños, como si la bancarrota fuera el hombre del saco.

15 junio 2011

Manifestación a la griega


Hoy, 15 de junio de 2011, Grecia vuelve a quedar hemipléjica gracias a una nueva huelga generaloide que básicamente seguirán  los que pueden (funcionarios y estudiantes) y sufrirán el resto de trabajadores que se las ven y se las desean para llegar a su lugar de trabajo. Porque, por mucho que digan en la tele, una huelga general en Grecia poco tiene que ver con lo que entendemos en España. 

En primer lugar, el adjetivo "general" aquí se limita casi exclusivamente al sector público. (¡Pues vaya una huelga general!, pensarán algunos; eso mismo digo yo). Además, en Grecia se convocan y desconvocan huelgas y manifestaciones sin ton ni son, no de ahora, sino de siempre, porque aquí cada uno pide lo suyo (de ahí las absurdas y contraproducentes huelgas de todos los sectores de hace unos meses) y eso ha creado una "subcultura de la manifestación" (de la que carecemos en España) que hace que se desluzca el espíritu límpido y puro que se le presupone.

31 mayo 2011

Lecciones de Democracia

Si hace unos meses me hubieran dicho que en este pandemónium en que se ha convertido el Mediterráneo seríamos los españoles los que haríamos que los griegos se levantaran "de verdad" y alzaran sus voces contra políticos corruptos, sistemas oxidados y banqueros facinerosos debo reconocer que me habría dado la risa. Sin embargo, esta pasividad española tan nuestra ante los temas socioeconómicos ha hecho que el movimiento fresco, espontáneo y pacífico del 15-M caiga como un mazazo en la cabezota de la clase dirigente. Se trata de un grito silencioso (como lo ha calificado la prensa), pacífico, casi festivo, y por eso precisamente, ensordecedor.

14 mayo 2011

28 abril 2011

Lo mejor de Oriente y Occidente

Milhojas
De mis visitas y breves estancias en Grecia, mucho antes de mudarme a Atenas, fui atesorando diversos recuerdos sensoriales, olores y sabores aletargados en algún rincón de mi cabeza que de pronto revivían cuando el estímulo adecuado los activaba. Así, como la magdalena de Proust, los condimentos de un bifteki, la pastosidad del sésamo y la miel o la amarga espuma de un refrescante frappé hacían que se agolparan en mi mente los recuerdos de veranos pasados bañados por el sol. Sin embargo, no fue hasta hace unos meses cuando, un día cualquiera, en una calle cualquiera de esta inmensa mole urbana, descubrí, para mi sorpresa, un nuevo elemento de esta anamnesis olfativa que hasta ese momento había permanecido oculto: el penetrante olor a canela y azúcar, que con una sola inspiración activa los mecanismos cerebrales que ordenan la salivación inmediata. A apenas una decena de metros, haciendo esquina, me esperaba una de las muchas y exquisitas confiterías que salpican no sólo Atenas, sino toda Grecia.

Siropiastá
 Y es que lo prometido es deuda, y no podíamos dejar pasar un día más sin hablar de la excelente repostería de este país, que nada tiene que envidiar a la del resto de Europa; más bien diría yo al contrario, pues aquí se funden la tradición pastelera europea con la oriental, aderezadas con el toque típico de la tierra y un mimo en la preparación, que si se aplicara en otros ámbitos, éste sería un país mucho mejor. En efecto, para los "dulzólatras", la visita a una pastelería griega es obligatoria, porque aquí, el dulce es el protagonista por sí solo, no queda supeditado al café ni se le considera mero acompañante de este. El dulce es la estrella de la tarde y no resulta en absoluto extraño acompañarlo simplemente de un vaso de agua fresca que, como bien saben los que han tenido la suerte de dejarse caer por aquí, es lo primero que te plantan en la mesa en cafés bares y tabernas, siempre, claro está, cortesía de la casa.



Chocolatinas
Me resulta dificilísimo dar cuenta de la extensísima variedad de tartas, pasteles y pastas que se pueden (y deben) degustar en las confiterías de esta ciudad, pero no puedo dejar de mencionar: los exquisitos milhojas que nada tienen que envidiar a los franceses, los sublimes siropiastá (pastelillos de pasta filo y frutos secos, bañados en sirope) y en especial el baklavás, los bizcochos, ya sean los borrachos (de diferentes sabores: sokolatópita de chocolate, karidópita de nueces...) o el ternísimo tsureki (muy típico de Pascua), sin olvidar la interminable variedad de chocolatinas rellenas, con sus vistosísimos envoltorios plateados (amén de los dulces navideños, de los que ya hablamos en su momento). Era mi intención dar un par de direcciones para orientar al visitante, pero de verdad el nivel de la repostería helena es tan alto que casi cualquier confitería le dejará más que satisfecho. Así pues, prefiero dejar que sea el cálido olor a canela y azúcar quien lo asalte cuando menos se lo espere, en la calle más mundana, guiándolo a estos
recónditos museos de la delicia.

¡Feliz tentación!

Tsureki
Baklavás 

11 abril 2011

Y se hizo la luz


Y se hizo la luz. 


 Y el sol volvió a fundirse perezosamente sobre las terrazas de los edificios 

 
y de pronto la Ciudad volvió a bañarse de ocre 


y el ocaso nos dejó un horizonte de pétalos de rosa. 


Y un año después, un día cualquiera, ya caída la noche, volvió a sorprendernos con su fresca brisa 


y su perfume a azahar.

01 abril 2011

El consuelo del pobre

Siempre he pensado que el único consuelo que les queda a los pobres es la luz o, en su defecto, el calor. Ya sea en forma de plato de sopa bien caliente, que será lo único que no falte en la mesa del pobre, o en forma de enorme bola de fuego que de pronto con su sola presencia alivia las preocupaciones, endulza las penas y acaricia el alma. Es esta reflexión obligada el día de hoy, primero porque es verdad, y además porque estos primeros días en que despunta la primavera, la naturaleza ha empezado a recompensar a quienes aún quedan a bordo de este país a la deriva. Porque si últimamente me he sentido identificado con alguien, es con el marinero que se resiste a abandonar la nave aunque esta parezca haber perdido el rumbo y dirigirse al precipio que marca el fin del mundo (¡ah, pero la tierra no era redonda?).

Lo es. Un poco achatada, según cuentan, pero pese a todo esférica; o sea que si no erramos mucho nuestra trayectoria, nuestra ruta completará pronto su ciclo y donde estoy estuve, y donde estuve estaré, etcétera. Como nuestro planeta, resulta que las estaciones también son cíclicas (otra cosa es que a veces nos vengan mejor o peor dadas), así que no deja de ser curioso que nos sorprendamos tanto cuando llegan esos primeros haces de luz celestial... Del mismo modo, nuestros estados de ánimo son cíclicos, porque cíclicos suelen ser también los factores que los provocan, aunque esto lo olvidamos con más facilidad... Y yo no sé si habrá sido el azar, la estancia insospechada de tres o cuatro planetas en la octava casa de Virgo, o el Mercurio retrógrado (anádromos Ermís lo llaman aquí, que suena mucho mejor), pero en mi caso particular, ambos ciclos, anímico y estacional, han convenido en cambiar a la vez... otra vez.

15 marzo 2011

De repente

La protagonista de una película de Almodóvar afirma que las cosas más raras pasan "de repente". Esta frase siempre me ha parecido muy cómica, en parte quizá porque encierra una gran verdad. En este "todo fluye" de la existencia, lo único que podemos tener por seguro es que nada lo es. Lo pensaba esta mañana tras ponerme al día de los últimos acontecimientos en Japón, donde la destrucción y la muerte se han instalado "de repente". Esta catástrofe inesperada (no sé hasta qué punto impredecible) ha nublado los luminosísimos días que han seguido a las nevadas en el Ática y auguran certeros la llegada de una ansiada primavera. Imagino que los interrogantes que plantean en la televisión pública griega son los mismos en todos los países del mundo: ¿podría pasar lo mismo aquí? Sinceramente, yo prefiero no pensarlo, aunque intuyo la respuesta.

En Grecia no se cuestiona tanto la seguridad de las centrales nucleares (puesto que no hay) cuanto la resistencia de las construcciones en caso de un seísmo similar, pues es ésta zona de intensa actividad sísmica. Supongo que, como en otras partes del mundo, el miedo se basa en el mismo plantamiento: si esto ha ocurrido en uno de los países con mejores infraestructuras del mundo, ¿qué podría suceder aquí? En 1999 un temblor de magnitud 6.0 causó numerosos destrozos y dejó más de un centenar de muertos en la región de Atenas. Algunas construcciones se vinieron abajo y muchas otras sufrieron desperfectos de diversa consideración. Para valorarlos, se creó un código tricolor: rojo para los edificos que presentaban los desperfectos más graves, muchos de los cuales debieron ser demolidos, amarillo para los que presentaban importantes desperfectos y verde para los que no habían sufrido daños significativos. Esto solo en construcciones modernas. Curiosamente, los monumentos arqueológicos quedaron prácticamente intactos.

El hombre contemporáneo, empeñado en convertirse en dios, parece darse cuenta una vez más de que no lo logrará jamás, ni siquiera en nombre de la divinizada Ciencia. Todo esto ando pensando en esta soleada mañana de marzo, en la terraza de una cafetería desde donde se divisa una esquinita de la Acrópolis. Entonces, casi tres milenios atrás, los hombres no jugaban a ser dioses, sino que atribuían los fenómenos naturales al capricho de éstos. Puede que entonces, como ahora, no hubiera más dios que la Naturaleza. Puede que algún día empecemos a tomárnosla tan en serio como esas religiones creadas por el hombre y nos lo pensemos dos veces antes de alterarla a nuestro antojo en nombre del progreso. Sólo espero que no tengamos que aprender la lección "de repente".

02 marzo 2011

Atenas todo el año


Fría mañana de invierno en el centro de Atenas. A pesar de que el turismo parezca haberla condenado de por vida, esta no es ciudad para el verano. Es más, en estos meses de temporada baja es cuando la ciudad bulle frenética, con sus cafés y bares a rebosar, música en directo noche tras noche en sus locales nocturnos, producciones teatrales para todos los gustos, exposiciones de todo tipo, seminarios y conferencias… Además, sólo ahora se puede apreciar la majestuosidad de sus monumentos milenarios con recogimiento casi religioso, sin temer ser aplastado por hordas de turistas ni abrasado por el llameante sol del Sur que cae como una losa de cemento sobre la cabeza.

Aunque son raros los días de frío excesivo, este último sábado de febrero vuelve a cumplirse el viejo refrán popular Mártis gdártis (Marzo el desollador). El tiempo casi primaveral de hace un par de semanas se ha recrudecido y los termómetros han acordado plantarse en la media docena de grados. Pese a todo, me recreo en mi periplo matutino por el centro histórico. La ciudad tiene otro color sobre este fondo gris cielo y este ambiente semifestivo del sábado.
 Cuando la sensación hipotérmica se me hace insoportable, decido parapetarme en  compañía de una amiga en una de esas cafeterías griegas que abren casi de sol a sol, pasando del café a las copas en cuanto cae la noche. Tras visitar la pequeña exposición de pintura en la entreplanta del local, por fin consigo entrar en calor gracias a un humeante té de jazmín, mientras mi amiga da cuenta de las múltiples actividades que se avecinan. Y en ese momento, compartiendo con otra veintena de clientes la inmensa mesa de madera del mítico Booze Cooperativa en la céntrica y sombría calle Kolokotroni, me doy cuenta de lo mucho que tiene que ofrecer esta ciudad con tan sólo rascar un poquito, más allá de los monumentos arqueológicos y las pintorescas tabernas de Plaka, en las otrora comerciales calles del centro, hoy poco transitadas y repletas de rincones mágicos, dignos de visitar todo el año, aunque haga frío.

22 febrero 2011

Saldremos de esta

Hace días que me ronda por la cabeza esta frase, como una especie de eslogan sindicalista o de tranquilizador consejo de abuela. Mañana este país se volverá a paralizar (esta vez parece que masivamente, por primera vez en muchísimo tiempo) para reclamar (mucho me temo que en vano) al Gobierno una política socio-económica más justa o, dicho en román paladino, que deje de estrangular a los ciudadanos. La Grecia de hoy, la de febrero del once, poco tiene que ver con la imagen de país simpático, ocioso y bañado por el sol que el extranjero se ha ido forjando en su mente, ya sea por experiencia propia o meramente de oídas. 

A las cada vez más duras medidas impuestas por el Gobierno desde que el FMI "rescató" al país (a ver quién rescata ahora a los griegos) hay que sumar la psicosis colectiva que se contagia por vía audiovisual a través de la prensa, la radio y la televisión, como el famoso virus H1N1. Las insistentes huelgas salvajes de todos los colectivos imaginables durante los últimos meses son un pesado ingrediente más de este potaje indigesto que los ciudadanos griegos están obligados a tomar por la fuerza... Pero como ya dijimos en su momento, nada es para siempre, ni tampoco lo será el crispado clima y los ánimos plomizos de este invierno raro... Dentro de poco, cuando empiecen a despuntar los primeros rayos del invicto sol mediterráneo, la intensa luz del Sur caldeará los rincones más sombríos y húmedos del espíritu y los ánimos empezarán a endulzarse... La vida seguirá su ciclo y, como suele pasar con estas supuestas pandemias del XXI, el contagio habrá sido más virtual (por vía audioviosual) que real (en nuestro pellejo). Puede que para entonces algunos se hayan quedado en el camino, sí, pero lo único certero es que habremos salido de otra más.

30 enero 2011

Ordenando el caos

Sé que puede sonar, si no contradictorio, cuanto menos paradójico. No obstante, es lo que me vino a la cabeza cuando entré en la página web www.apergia.gr, de la que me hablaron hace unos días. Aperyía significa "huelga"; aneryía, en cambio, es "paro". Durante años siempre confundía ambas palabras, en parte porque me eran relativamente ajenas, pero hoy las distingo perfectamente: aperyía es el martirio diario de los griegos; aneryía, por su parte, es la pesadilla de los españoles. Por desgracia, ya no puedo decir que estos términos me resulten ajenos; en contrapartida, al fin he aprendido la lección. He aquí otra paradoja.

Volviendo a www.apergia.gr, la web debe su nombre a su objetivo principal: informar puntualmente a los sufridos ciudadanos de todas las huelgas que tienen lugar a lo largo y ancho del país, porque aunque no lo saquen en los telediarios (no hay sangre, ni pedradas, ni incendios), este país va a trompicones desde hace meses debido a las múlitples y repetidas huelgas en todos los sectores. La semana que entra nos recibe con una nueva huelga de 24 horas (sin servicios mínimos, que eso aquí no se estila) en toda la red de metro. Además, los autobuses la guinda el martes y el miércoles con una huelga de 48 horas. Pero ahí no queda la cosa: la semana que termina nos dejó una huelga "rotatoria" de farmacéuticos de 72 horas (es decir se repite cada cuatro o cinco días). Parece, no obstante, que la semana que viene nos darán un respiro, porque les toca a los médicos de la Seguridad Social, que harán una huelga de nada menos que cuatro días (por suerte, en Sanidad sí hay servicios mínimos). Y así, un largo etcétera.

El caso es que ahora esta página web está intentando ordenar el caos que una buena huelga siembra en derredor (y aquí estamos hablando de un puñado de huelgas semanales) y, sinceramente, no debe de estar haciéndolo nada mal, (ya tiene más de cuatro mil fans en Facebook), por muy paradójico que suene esto de ordenar el caos... Claro que más paradójico es que los flashes de medio mundo estuvieran enfocando a Grecia hace ahora casi un año, cuando el "país" (en toda su abstracción) debía ser "rescatado", proyectando al mundo una imagen mucho más grave que la real, y hoy esos mismos flashes parezcan haberse apagado para siempre, precisamente cuando los ciudadanos (las personas) de verdad sufren las consecuencias de esta crisis, es decir, en el día a día, en los desorbitados precios de la gasolina, en el abusivo aumento del billete de metro (¡un 40%!) o en la parada de un autobús... que no llega.