15 diciembre 2011

Miradas al suelo

Esta mañana en la línea 1 del metro, entre las estaciones Syntagma y Panepistimio.
De entre la multitud de cabezas atestadas se alza una voz masculina. Buenos días, señoras y señores... En seguida queda claro que no se trata del revisor. Se percibe cierta desesperación camuflada. Hace unos días estuve en el pograma de televisión "Merece la pena"... Parte de su plegaria se pierde, quizá por una mala proyección de la voz, quizá porque las cabezas que pueblan el vagón obstaculizan su nítida propagación. La plática continúa, Tengo un hijo ciego y está enfermo..., pero rápido queda amortiguada por el ensordecedor chirrido de las ruedas metálicas sobre la vía, que termina por silenciarla. Miro a mi alrededor y solo veo cabezas gachas y cuerpos vueltos hacia las puertas del vagón. Sobre las negras ventanas se refleja una multitud de rostros, todos ellos con la mirada fija en el suelo. El tren se aproxima a la estación y reduce progresivamente la velocidad... Muchas gracias y felices fiestas... Segundos antes de que suene la señal de apertura de puertas, una voz femenina desde atrás me despierta del trance: 

¿Va a bajar? 
, respondo firme y seco, aún absorto, sin tan siquiera girarme.

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