21 junio 2013

Los buenos aires

Junio. Un año más. Un buen día el mercurio revienta el termómetro y de repente entramos de lleno en el más absoluto verano, mucho antes de que llegara el solsticio. Quizá por eso los griegos empiezan a desearse kaló kalokeri (¡feliz verano!) desde el primero de mes. Costumbre que ahora agrada, pero que fastidia cuando el uno de septiembre, aún con regusto a sol y mar en la piel, te espetan un kaló jimona (¡feliz invierno!) como bienvenida. Paseo por Panepistimiou, esa avenida que, aunque un tanto desmejorada últimamente, sigo pensando es uno de los pocos lugares que recuerdan que esta es la capital de un país europeo. Las banderas ondean frenéticas en sus mástiles a merced del bendito aire del norte.

17 junio 2013

Fundido en negro

El martes por la noche el Gobierno griego decidió clausurar la radiotelevisión pública y Grecia se convirtió en el único país europeo sin televisión estatal. Las reacciones no se hicieron esperar y esa misma noche, trabajadores del ente público secundados por ciudadanos "de a pie" ocuparon los estudios centrales situados en el distrito de Ayía Paraskeví. Tanto la forma en que actuó el gobierno (decretazo ejectuado en una sola tarde, sin pasar siquiera por el Parlamento) como la empresa acometida (mordaza a un importante medio de comunicación) recuerdan los días más grises del siglo pasado.

11 junio 2013

Dueños de las calles

Hay gatos callejeros que parecen personas. Examinan posibles alimentos, escudriñan rincones placenteros, se mueven ora con sigilo ora con decisión y, cuando invades el espacio que ellos consideran su territorio, te miran fijamente a los ojos, temerosos y desafiantes a partes iguales. ¿O quizá es al revés? En esta Atenas cuarteada en mil castas por los rigores de la crisis, muchas son las personas que han aprendido a vivir como gatos callejeros. Rebuscan en la basura, rescatan cualquier cosa que pueda serles útil, acomodan sus escasas pertenencias en algún rincón que pueda transformarse en hogar (las aceras porticadas, los aledaños del metro...) o a la más absoluta intemperie en las elegantes avenidas del centro histórico. Ahora que el tiempo es benévolo (en verdad, desde finales de abril lo es) parecen multiplicarse las colonias de inquilinos callejeros. No puedo llamarlos vagabundos, pues no vagan; allí donde los encuentres han establecido su hogar, como el hombre hiciera en tiempos cuando dejó de ser nómada. No me gusta el término "sin techo", porque es frívolo e injusto (¿cuántos tienen hoy un techo propio, de facto, sin hipotecar?). Muchos de los "con techo" bien podrían entrar en otras categorías ("sin escrúpulos", "sin vergüenza", "sin palabra", "sin perdón") y no lo hacen. Por eso yo prefiero llamarlos dueños de las calles, pues ellos más que nadie las viven, las conocen, las pueblan. Ojalá algún día puedan volver a pasar por ellas como meros transeúntes. Estoy convencido de que ellos serán los más justos peatones.

03 junio 2013

Una ciudad ante el espejo

LAS MANIFESTACIONES Y EL EDIFICIO AVEROF

Traducción del artículo de Dimitris Rigopoulos, publicado en el núm. 342 de la revista Lifo (30/5/13). Versión original aquí.

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Fuente: www.lifo.gr