23 agosto 2018

Ostracismo intramuros

Foto: Athensville
Lunes noche de agosto. Estoy con unos amigos en la terraza de un bar de moda en el barrio de Pangrati. La zona está animada, pero el ambiente es mucho más relajado de lo normal. Incluso quienes se quedan en la ciudad van a otro ritmo. Los temas del verano son dos: los incendios y la turistifación. Bueno, este último es más bien el tema del año, pero en verano se recrudece, cuando la horda de turistas inunda casi todos los barrios de Atenas y El Pireo, incluso los más degradados. Hace justo un año hablábamos de los apartamentos turísticos que estaban surgiendo por doquier, pero mis amigos griegos parecían no entender mis inquietudes: mientras que yo hacía hincapié en el nefasto impacto que la proliferación de los apartamentos turísticos (muchos de ellos, parte de esa falsa economía colaborativa) tenía en las principales ciudades españolas y cómo, poco a poco, veía que la situación llegaba a Atenas (poniendo como ejemplo, el barrio de Koukaki, que tan bien conozco), ellos parecían preocupados única y exclusivamente por el tema de la tributación (cómo debían gravarse y cuánto). Una preocupación lógica, habida cuenta de los problemas financieros del país, que les impedía, sin embargo, ver el problema en toda su magnitud.

06 agosto 2018

Descargo


Hace prácticamente un año que no escribo en este blog y unos cuantos más que escribo poco o muy poco. De hecho, últimamente he pensado en cerrarlo definitivamente, pues cerrada está la etapa en que este nació. Se atribuye a Simone de Beauvoir la cita de que si pasas una semana en un país, puedes escribir un libro; si pasas un año, un artículo; pero si pasas diez años, serás incapaz de escribir nada. Algo así me pasa a mí con Grecia. Son muchas las veces que me he sentido tentado de escribir sobre muchos temas, pero el tiempo (cada vez más reducido) y la distancia (hace años que me reparto entre España y Grecia) me lo impiden. Aun así, cada vez que piso la vieja tierra helénica, siento el impulso de volver a este blog, aunque no siempre lo consiga. Y como se supone que uno de los requisitos de todo blog que se precie es la continuidad y la actualización, sirvan estas líneas tardías de excusa a sus seguidores y de descargo de quien las escribe.