11 septiembre 2014

De patria en patria

Quedan apenas quince horas. Quince horas que pasarán como si fueran quince minutos para ordenar, recoger, limpiar y hacer la maleta. Quince horas para poner al día las últimas facturas y prever las que han de venir durante las semanas de ausencia. Para dar los últimos paseos por el centro, asaltar por última vez las librerías y degustar el último suvlaki de Kostas y los últimos sorbos de freddo en la calle Aiolou. Quince horas para despedirme de mi gente bajo la promesa de un pronto reencuentro.