Uno se da cuenta de que ha vivido en un mismo lugar más tiempo del que
debería cuando empieza a encontrar atisbos de belleza en la fealdad más
absoluta. Como cuando nos enamoramos. Más allá de la magia de sus
monumentos milenarios, el encanto de sus entrañables tabernas y la
bulliciosa animación de sus paseos, desde hace un tiempo me sorprendo
admirando escenarios urbanos que en otras circunstancias no me habrían
llamado en absoluto la atención o incluso me habrían horrorizado, como
una avenida Singrú desierta o algunas viviendas del centro que aún
supuran un señorío decadente.
30 julio 2011
10 julio 2011
El vals de los sueños perdidos
Con esta obra del genial Manos Hatzidakis como acompañamiento a una de las magníficas coreografías que se pusieron en escena en el Estadio Kalimármaro, Atenas clausuró esta semana los Special Olympics. La ceremonia, mucho más sencilla que la de inauguración y aun así mucho más bonita y elegante, me hizo pensar, una vez más, lo mal que se vende este país... y así le va. Podría con gusto extenderme sobre los diferentes números, algunos de un gusto exquisito, que compusieron la ceremonia en un estadio Panatenaico a medio llenar a causa del elevado precio de las entradas, a sabiendas de que los griegos han pasado olímpicamente de estas Olimpiadas, valga la redundancia.
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