22 febrero 2011

Saldremos de esta

Hace días que me ronda por la cabeza esta frase, como una especie de eslogan sindicalista o de tranquilizador consejo de abuela. Mañana este país se volverá a paralizar (esta vez parece que masivamente, por primera vez en muchísimo tiempo) para reclamar (mucho me temo que en vano) al Gobierno una política socio-económica más justa o, dicho en román paladino, que deje de estrangular a los ciudadanos. La Grecia de hoy, la de febrero del once, poco tiene que ver con la imagen de país simpático, ocioso y bañado por el sol que el extranjero se ha ido forjando en su mente, ya sea por experiencia propia o meramente de oídas. 

A las cada vez más duras medidas impuestas por el Gobierno desde que el FMI "rescató" al país (a ver quién rescata ahora a los griegos) hay que sumar la psicosis colectiva que se contagia por vía audiovisual a través de la prensa, la radio y la televisión, como el famoso virus H1N1. Las insistentes huelgas salvajes de todos los colectivos imaginables durante los últimos meses son un pesado ingrediente más de este potaje indigesto que los ciudadanos griegos están obligados a tomar por la fuerza... Pero como ya dijimos en su momento, nada es para siempre, ni tampoco lo será el crispado clima y los ánimos plomizos de este invierno raro... Dentro de poco, cuando empiecen a despuntar los primeros rayos del invicto sol mediterráneo, la intensa luz del Sur caldeará los rincones más sombríos y húmedos del espíritu y los ánimos empezarán a endulzarse... La vida seguirá su ciclo y, como suele pasar con estas supuestas pandemias del XXI, el contagio habrá sido más virtual (por vía audioviosual) que real (en nuestro pellejo). Puede que para entonces algunos se hayan quedado en el camino, sí, pero lo único certero es que habremos salido de otra más.