21 junio 2013

Los buenos aires

Junio. Un año más. Un buen día el mercurio revienta el termómetro y de repente entramos de lleno en el más absoluto verano, mucho antes de que llegara el solsticio. Quizá por eso los griegos empiezan a desearse kaló kalokeri (¡feliz verano!) desde el primero de mes. Costumbre que ahora agrada, pero que fastidia cuando el uno de septiembre, aún con regusto a sol y mar en la piel, te espetan un kaló jimona (¡feliz invierno!) como bienvenida. Paseo por Panepistimiou, esa avenida que, aunque un tanto desmejorada últimamente, sigo pensando es uno de los pocos lugares que recuerdan que esta es la capital de un país europeo. Las banderas ondean frenéticas en sus mástiles a merced del bendito aire del norte.


Junio. Un año más. Tras una alucinación creada por la treintena larga de celsius que hace que el ondulado asfalto empiece a fundirse y borbotear, me subo a un autobús y me pego el primer chapuzón de la temporada (en verdad es el segundo, pero el otro, en un avance estival en pleno mayo, no cuenta). El mar esmeralda de Limanakia, las recónditas calas rocosas en Vouliagmeni, hace que las preocupaciones se vuelvan efervescentes y se desintegren en sal marina.


Junio. Un año más. Los primeros calores aprietan y caen como una losa sobre la cabeza. Pero el viento sigue soplando. Mañana, tarde y noche. Sobre todo noche. Las copas de los árboles se mecen armoniosas, las cortinas se desparraman por los ventanales y al fluir de los vehículos se le une el de los frescos aires estivales que nos alivian de estos primeros sofocos y nos traen una renovada sensación de libertad, sueños nuevos, ideas frescas y la certidumbre de que, por mucho que se tense la cuerda durante el cruento invierno, la luz del verano vuelve a envolverlo todo. Que nada está perdido. Que todo está por conquistar. Un año más.  

Feliz verano.  
Καλό καλοκαίρι!



2 comentarios:

  1. Preciosa narración. Llevo leyéndote ya tiempo, me gusta mucho como escribes.
    Te leí en el periódico, mi padre(que estaba trabajando en tu casa) me trajo el recorte y decidí seguirte en facebook. Da alegría leer a un accitano, pues yo también lo soy.
    ¡Un saludo! :)

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    1. ¡Muchas gracias, Cintia! Sinceramente, que dediquéis unos minutos de vuestro tiempo a leer lo que aquí escribo es para mí el mayor de los cumplidos. Un blog sin lectores no tiene sentido, como tampoco sirve de mucho escribir para no ser leído...
      Por cierto, ya me imagino quién eres, accitana ;-)

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