23 noviembre 2011

Al mal tiempo, buena cara

Lo llevaba pensando varias semanas; ya está bien de quejas, rabietas y lloriqueos. Es obvio que hoy por hoy es imposible seguir indiferente ante esta incertidumbre que se ha adueñado de la cotidianeidad, pero por esa misma razón, porque se ha convertido en algo cotidiano, debemos encajar los golpes que estén por venir (que no parecen ser pocos) lo mejor posible y recobrar en la medida de lo posible la ilusión, la alegría, los sueños y, por qué no decirlo, la diversión y el ocio. Después de todo, sólo se vive una vez y si esto es lo que nos va a tocar vivir, lo haremos de la mejor forma posible. Y punto.

Cuando escribí este párrafo, pensaba exclusivamente en Grecia, pero hoy bien pudiera aplicarse a España. Al hilo de las recientes elecciones generales y con las tablas que da vivir en un país que nos lleva dos años de ventaja en cuanto a crisis y recortes se refiere, me gustaría, además, hacer un par de apuntes:

UNO. A los alarmistas que auguran el apocalipsis del Estado del bienestar de la mano de la obscena mayoría absoluta del PP les diría que no es ahora cuando empieza una época oscura para nuestro país, pues España lleva meses metida hasta el cuello en el profundo pozo donde ya se encontraban Grecia y cía., aunque muchos no se hayan querido dar cuenta. A lo largo de este año, he viajado a España en cuatro ocasiones y en cada visita he podido comprobar cómo la situación se iba pareciendo más y más a la que veo y padezco diariamente en Grecia, y los temas y temores que comentan mis amigos españoles no difieren ya de los de mis amigos griegos. Y esta transformación se ha producido de forma paulatina mucho antes de las elecciones.

DOS. A los palmeros del PP, sin ánimo de aguarles la fiesta, les recuerdo la situación extrema en que se encuentra España y la prueba de fuego que supone esta crisis del capitalismo canino para el nuevo gobierno. Dicho de otra manera, tras la euforia de la noche del domingo, hoy hay muy poco que festejar y mucho que pelear. Hace dos años tuve la ocasión de presenciar el júbilo y los vítores que cientos de personas dedicaron a un recién elegido Papandréu III, hijo y nieto de míticos presidentes, frente a la sede del PASOK en el centro de Atenas. Tan solo media legislatura después, la Crisis lo ha fagocitado, fulminado y hecho desaparecer del mapa. Aquel mesías con pedigrí que prometió hacer de Grecia "la Suecia del Mediterráneo" se ha ido por la puerta de atrás, dejando tras de sí un país arruinado, humillado y desmoralizado.

TRES. A los dos anteriores, que nadie se lleve a engaños, pues de la Historia se aprende, aunque sea reciente: Papandréu también comenzó su legislatura con mayoría absoluta y se ha ido de la noche a la mañana, sin tan siquiera convocar elecciones, dejando paso a un transitorio gobierno de unidad nacional, en el que participan dos ministros de la extrema derecha (¡y estamos hablando de un gobierno socialista!). Es decir, el enemigo viene de fuera (los bancos, los mercados, el capitalismo, el euro, Alemania...; cada quien que escoja su preferido) y resulta imprescindible que la tripulación esté unida para no zozobrar. Así que al mal tiempo, buena cara, que aquí no se acaba el mundo y saldremos de esta. Eso sí, hay que cambiar la ley electoral. No creo que a estas alturas nadie pueda albergar la más mínima duda al respecto.

Gracias por estar ahí. Buenas noches desde Atenas.

3 comentarios:

  1. Ole, Migue. Como siempre, has dado en el clavo! Saludos desde Moscú :-)))

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  2. ¡Muchas gracias, Rocío, por tu fidelidad! :-) Espero que nos veamos pronto. Un abrazo.

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  3. Lo de "la Suecia del Mediterráneo" me suena a las palabras de Rajoy del otro día, que pretendían situar a España "a la cabeza de Europa" (¿será en lo que a paro se refiere???).
    Por lo demás, ya hace tiempo que se intuye que Europa está destinada a perecer y que el poder estará cada vez más en manos de China, Japón etc, que avanzan con fuerza. Y no quiero parecer apocalíptica. Atenea.

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