10 octubre 2012

Más de lo mismo

Me llama mi madre a mediodía para preguntarme por la jornada de ayer. Yo al principio no sabía a qué se refería; después caí en la cuenta: las manifestaciones por la visita de Angela Merkel. En cualquier caso, aun habiéndome quedado claro cuál era la pregunta, no supe muy bien qué responderle. Porque en verdad, no pasó nada. Bueno, pasó lo de siempre... O sea, nada. Si bien es cierto que el despliegue policial y el "blindaje" del centro, con anulación temporal del derecho  de reunión (!) no es algo habitual, las manifestaciones de ayer fueron una gota más en el inmenso mar de marchas y protestas que ha anegado el centro de la ciudad, llevándose por delante muchos comercios y negocios de diversa índole, que han optado por emigrar a zonas más tranquilas, donde puedan realizar su trabajo con normalidad.

Foto de 2011 (bien podría haber sido de ayer)
Debo reconocer que no entendí las manifestaciones de ayer. Y me consta que, al igual que yo, muchos griegos tampoco. Por eso, aunque no fueron pocos los que se concentraron, no sé si podríamos calificarla de multitudinaria, tomando como referencia otras manifestaciones masivas, como la del febrero pasado, por poner un ejemplo. No seré yo quien defienda la postura de Alemania en esta crisis ni la figura de Angela Merkel, pero tampoco creo que sea inteligente ni útil demonizar a este país y a su mandataria por los funestos derroteros de la maltrecha Hélade. Al fin y al cabo, aquí cada palo aguanta su vela, y eso mismo hace Alemania; la desgracia de Grecia es que sus dirigentes son, además de corruptos, inútiles e intocables (están aforados). Admito, también, que desde las elecciones de junio, donde volvieron a ganar los de siempre (aunque in extremis y en una frágil coalición), no sé qué sentido tiene seguir paralizando la vida de la ciudad, día sí y día no, con huelgas de un sector público de por sí ineficiente y manifestaciones orquestadas por los grandes sindicatos de siempre (algunos de ellos politizados hasta la médula) que sólo reúnen ya a unos cuantos correligionarios. ¡Ojo! Que no se me malinterprete: no digo que el pueblo no deba manifestarse, sino que debe hacerlo cuando de verdad toca (ya se rumorea que el mes que viene se aprobarán más (¡por Dios!) sangrantes recortes), no a la primera de cambio y movidos por el populismo malicioso. Y sobre todo (¡sobre todo!), a la hora de la verdad: cuando se está frente a las urnas. Estas manifestaciones de medio pelo a mí me recuerdan a la parafernalia semanasantera: puro folclor, desprovisto ya de significado.

6 comentarios:

  1. MAGNIFICO MIGUELON COMO SIEMPRE ES UN PLACER LEER TU BLOG Y TODO LO QUE ESCRIBES, UN BESO MUY GRANDE DESDE TIERRAS MALAGUEÑAS..

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    1. ¡Gracias, Noe! Y a mí me llena de orgullo y satisfacción, que lo sepas! Otro beso pa ti!

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  2. Por fin ya se como escribir los comentarios.... biennnnnnnnn

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  3. Pues, me temo que tienes toda la razón! :)
    Yo coincido contigo, lo de ayer era algo folclorico y además escondía el peligro de desorientación!
    Por qué manifestarse contra un lider de otro país si hace poco has votado el gobierno que (junto con el anterior) ha llevado el país a esta situación...
    En fin, los problemas siguen el día después, no?
    Un saludo!

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    1. Gracias, Jana. Me reconforta saber que tú también lo ves así. En este post vierto opiniones especialmente muy controvertidas para muchos griegos... ¡pero es lo que hay! ;-p
      Un saludo desde Kukaki!

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