10 enero 2013

La espada de Damocles

No se me ocurre mejor forma de inaugurar el blog este año que recomendar un libro y más si este nos puede ayudar a comprender este presente complejo y paradójico, a menudo contradictorio, que nos ha tocado vivir. Después de casi tres años presenciando en primera fila los rigores de la crisis griega, escuchando todo tipo de teorías sobre las causas, los culpables, las víctimas y las soluciones, si algo he aprendido es que no basta con vivir algo en la propia piel para saber realmente qué está sucediendo alrededor de uno, y que hay que contrastar la información más que nunca para poder sacar algo en claro, pues toda información lleva su propio sesgo para defender los intereses de los grupos a que pertenecen.


Los artículos que componen La espada de Damocles han sido escritos originariamente en alemán para ser publicados en la prensa centroeuropea por Petros Márkaris, del que ya he hablado en anteriores ocasiones, una de las voces más comprometidas y sensatas de la literatura griega actual. Márkaris pone en perspectiva los graves problemas de Grecia, remontándose no solo a la transición tras la Dictadura de los Coroneles, sino a la misma Ocupación nazi (1940-45), la Guerra Civil que le siguió (1946-49) y la difícil postguerra griega, marcada por la emigración y el éxodo rural, en que la monarquía jugó un papel prominente. También hace una reflexión interesante sobre la naturaleza y el devenir de la Unión Europea, cada vez más centrada en lo económico, pasando por alto las diferencias políticas, históricas y culturales de los países que la componen, hasta el punto de haberse asimilado los conceptos euro y Europa.

En este año que promete ser al menos tan convulso como el pasado, creo que debemos ir un paso más allá y no quedarnos solo en el consumo de informativos, documentales o best-sellers oportunistas sobre crisis y economía, que se limitan a describir, presentar y, según el caso, azuzar injusticas y víctimas, sin más pretensión que ofrecer una dosis de morbosa curiosidad y dar tema de conversación para el café con los amigos. Algo así sentí anoche después de ver un documental en TVE sobre la guerra de precios en España (algo que, curiosamente, no he observado con la misma saña en Grecia). El reportaje, sin embargo, se quedó ahí: en el testimonio de los perdedores y los ganadores de esta guerra... sin más dimensiones. Al término de la emisión me sentí vacío, pero hastiado del tema "crisis". Sin duda, la mejor forma para evitar que la gente piense y reaccione. Apaguemos la televisión y abramos los libros.

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