12 agosto 2017

Mani (1): La península indómita


Hacía años que tenía anotada en mi agenda la península de Mani, el brazo central de los tres en que termina el Peloponeso, y el que llega más al sur. Como he dicho en más de una ocasión, en Grecia todas las tierras tienen historia, pero unas historias resultan más apasionantes que otras y las que esconde Mani bien podrían inspirar el guión de las series épicas tan de moda en los últimos años.

Vertebradas por la cordillera del Taigeto, el mítico monte de los espartanos, las tierras de Mani se extienden de forma vertiginosa hacia el sur, dejando Kalamata al oeste y Yicio al este, hasta terminar en el cabo Ténaro, el punto más meridional de la Península Balcánica. Entre los locales, la parte más occidental de la península se conoce como Skiaderí Mani (Mani Umbría), mientras que la costa oriental es llamada Prosiliakí Mani (Mani Soleada).

Gerolimenas, entre el Taigeto y el Jónico
Los maniotas son conocidos por su carácter subersivo e indómito desde la noche de los tiempos. Este es uno de los pocos sitios de Grecia que no sucumbieron al conquistador otomano, pero tampoco pudieron ser completamente sometidos ni por los bizantinos ni por los romanos. Muy probablemente esto sea debido a que sus primeros habitantes fueron lacedemones, emparentados muy de cerca con los belicosos espartanos. En la Alta Edad Media, estos últimos se refugiaron en tierras maniotas, huyendo de las invasiones bárbaras y la hambruna.

El pueblo fortificado de Vathia
Seguramente todo ello influyó en la estructuración de una sociedad de linajes que libraban sangrientas batallas entre sí para conquistar el poder. Esto dio lugar a un tipo de arquitectura fortificada, intrínsecamente maniota, con construcciones de piedra y casas erigidas en altas torres para poder defenderse de los atacantes. Estas guerras entre familias podían alargarse meses, años e incluso décadas, en cuyo caso se declaraban treguas para la época de la cosecha. Tal y como ocurre en Sicilia o en Creta, el código de justicia de la sociedad maniota residía en la vendetta.
Típica constucción maniota (Vathia)
En los años en que otomanos y venecianos pugnaban por hacerse con cuanta más tierra posible del descompuesto Imperio Bizantino, los insumisos maniotas se dedicaban a la piratería y al comercio de esclavos, vendiendo turcos a venecianos y viceversa. No es de extrañar que Petrobey Mavromijalis, uno de los principales líderes de la Revolución griega, fuera oriundo de estas tierras. Su ciudad natal, hasta entonces conocida como Tsímova, fue rebautizada Areópolis en honor a Ares, dios de la Guerra, por el valor de sus habitantes en el fragor de la batalla.
Areópoli
Tampoco es de extrañar, habida cuenta del carácter local, que los maniotas, que tan fieramente lucharon por la independencia de Grecia, no estuvieran por la labor de someterse a las órdenes del ejército y el nuevo Estado griego. Cuando Mavromijalis fue encarcelado por orden del primer ministro Ioanis Capodistrias, su hermano y su hijo se encargaron de tomarse la justicia por su mano y lo asesinaron a la salida de misa. Es muy significativo que en griego exista la expresión to cratáo mañático (literalmente, "lo guardo como un maniota"), para decir que se la tienes jurada a alguien. Ni olvido ni perdón.







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