08 agosto 2013

Olivos al viento

Creta es un paraíso, pero cuando sopla el meltemi, el endiablado viento del norte, no hay lugar en el Egeo que lo sufra más que este. En la abrupta costa de Lasithi, el lejano oriente de la isla, los olivos crecen retorcidos, con sus copas casi en horizontal, doblegados por la furia de los vendavales. Su desparramado perfil no mina en absoluto su belleza. Al contrario, los dota de un fuerte simbolismo, pues nos recuerda esa obstinada tendencia que tiene la vida, en cualquiera de sus manifestaciones, de superar y sobreponerse a toda adversidad. 
Carmen es hoy un olivo milenario, doblegado por los vientos, pero arraigado firmemente a la vida. Es cuestión de tiempo que sus ramas se fortalezcan y sus hojas vuelvan a lucir como antes de subir a aquel tren. Estoy seguro de que Toño, allá donde esté, la estará cuidando como la cuidaremos todos los que la queremos. Por ella. Pero también por él. 

Buen viaje, amigo.


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