Jora palidece conforme se oculta el sol.
La perfecta unión de azul infinito entre cielo y mar
se disocia
hasta esfumarse en un púrpura nazareno.
Las casas blancas
--desteñidas algunas, inmaculadas otras--
parecen parapetarse de la furia del viento cicládico
tras el enorme paredón de piedra
que conforma el terreno.
Una decena de molinos de viento,
la mayoría decapitados,
pone el colofón a este skyline extraño y embrujador,
que combina el encanto de lo pinturesco
con el atractivo de lo decadente y abandonado.
Estos molinos tullidos custodian el poblado
cual centinelas fieles que,
abatidos por el enemigo,
resisten estoicos, pétreos, inermes,
sin aspas ya para ajar vientos.
¿Es el fin...
o es el principio de otra nueva era
para esta adusta tierra milenaria?
para esta adusta tierra milenaria?
Maravillosas descipciones para una isla que estoy segura me "mageftikará" cuando la visite!
ResponderEliminarQué ganas de que llegue ese día!
Bravo Miguelakos, te superas cada día.