01 septiembre 2010

Entre el cielo y el mar

La de Punda es una de esas playas de las que los griegos dirían que no son para bañarse. Situada en uno de los cabos más meridionales del Peloponeso, el único atractivo del lugar es el atracadero cercano desde el que parten  los ferries para la vecina islita de Elafónisos. Sin embargo, a los ojos de un español acostumbrado a las playas (en gran parte, normalitas) del litoral ibérico, violadas sistemáticamente por políticos corruptos e inversores sin escrúpulos, este retazo de arena pulverizada, más blanca aún a la tibia luz del ocaso, se transforma de repente en el ansiado oasis al final de una larga y apasionante incursión rumbo al Sur por retorcidas carreteras entre olivares centenarios. 

En este mar de cristal, el cuerpo flota como una tabla a merced de la corriente, y en el horizonte las dunas fosforecen aún bajo la luz titilante de la luna. Definitivamente, no es para bañarse, pienso, sino para reconciliarse con este viejo Mar y añorar el propio litoral perdido.

En este improvisado baño tardío en esta especie de Fin del Mundo, entre el cielo y el mar, no hay más que mar.

2 comentarios:

  1. Diosssss!!! maldita sea mi estampa por perderme esta playa!!! jajaja...me tienes que llevar ehhhhh??

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  2. Μπράβο ρε! Και εγώ θέλω να πάω εκεί... σίγουρα που είναι σαν όνειρο. Ζηλέυω!
    Φιλάκια πολλά

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