15 marzo 2012

A través del espejo

Llevo tiempo queriendo hacer un post musical, desmarcarme de la crónica cotidiana y dedicarme a sonidos y voces que no por circular por mercados minoritarios, como el helenófono, son menos brillantes que otros de proyección más internacional. Uno de los compositores y cantantes más destacados de los últimos años es, sin duda, Kostís Maraveyas y su banda Maraveyas Ilegal. Su último álbum "Welcome to Greece" puso la banda sonora a mi primer verano griego, en las retorcidas carreteras del mar de olivos que es el Peloponeso y en las playas paradisiacas del Egeo. Tuve ocasión de verlo actuar en directo, a un metro de distancia, una lluviosa noche de invierno en un bar de Gazi, el barrio más hipster de Atenas. En un ambiente íntimo y distendido, como si estuviéramos entre amigos, Maraveyas se metió al público en el bolsillo.


Ahora vuelve por fin, dos años después, con un disco y un libro bajo el brazo. Anoche escuché un adelanto de su trabajo, un single muy diferente a los anteriores; tierno, melancólico y cargado de mensajes, con su sello inconfundible, fusión y percusión, justo cuando Grecia se encuentra en el momento más crítico de los últimos cuarenta años. Tsalapató, así se titula, pone voz a una generación entera de griegos que vivieron sin saberlo una ilusión de la que los despertaron de repente una mañana gritos acusadores a golpe de reproche. Una generación que creyó tener algo cuando en verdad no tenía nada, que se siente traicionada por los suyos y que al mirarse al espejo no se reconoce en la imagen inmunda que de los griegos ha proyectado esta crisis. El videoclip, además, está cargado de símbolos: desde Anthony Quinn en la piel de Zorba a punto de marcarse un sirtaki hasta ángeles que caen de un cielo estrellado. Aquí os lo dejo, traducido al español. Espero que os guste.


Tsalapato (Τσαλαπατώ) - Maraveyas ilegál from Kostis Maraveyas (ilegal) on Vimeo.
Mi bella Acrópolis, mi Grecia bella,
esas palabras
falsas no salieron de nuestra boca.
Codiciaron tus tesoros los enemigos de Scheherezade
destrozaron el cuento y no quisieron creernos.

Quiero marcharme, cambiar de dios,
romper la valla y salvarme,
quiero salir corriendo, huir de aquí
éste del espejo no soy yo.

Mi bella Acrópolis, mi Grecia bella,
adoré tu belleza, pero ya no me engañas,
como la prostituta que se cambia de cama,
como la tierra que busca agua,
prometes, te doy, después me tiras
y pisoteas mis cenizas
.

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