07 agosto 2010

Grecia es el mar

Este pequeño país, en su esquinita de Europa, con su forma caprichosa que se desparrama sobre el Mediterráneo como si fuera un trapo ajado por el paso de los siglos, esconde un tesoro único e irrepetible: miles de islas y peñascos que salpican el azul y esmeralda del mar como si fueran jirones de tela blanca que se desprenden del Continente...

En esta calita rocosa y minúscula al suroeste de Paros, con el agua hasta los tobillos y las yemas de los dedos del pie acaraciando el tacto aterciopelado de los surcos de arena, sólo se oye el rumor del mar y el romper de las olas contra las rocas. La insistente brisa cicládica me envuelve dulcemente en un velo de fresco lino... Y entonces imagino esta misma escena tres mil años atrás, cuando surcaban estos mares los barcos que transportaban el preciado mármol de la isla que hoy podemos admirar, convertido en obras de arte, en los museos de medio mundo. 

Grecia es el mar, infinito y esférico, que ha sabido conquistar a fuerza de esparcir sus islas como piedras preciosas desgranadas de un rosario o, mejor aún, de un kombolói...

2 comentarios:

  1. Ay, qué recuerdos me trae a mí Paros!!! A ver si el año que viene hacemos la visita prometida!!!

    ResponderEliminar
  2. Pero que bien habla este hombre señor!!!!!!tenemos que volver a Paros, ha sido mítico. Un beso fuerte.

    ResponderEliminar