Artículo de Stelios Kouloglou en el núm. 316 de la revista Lifo (15/11/12).
La
aprobación en el parlamento del Rescate III, que ya ha comenzado a
aplicarse con la introducción de suspensiones en la Administración
pública, tiene dos consecuencias gravísimas. Primero, es el tiro de
gracia al sistema político vigente, pues los partidos que conforman el
gobierno fueron votados con promesas completamente diferentes. Segundo,
conduce con precisión aritmética a la ruina absoluta de la sociedad
griega. En ambos casos salen ganando los neonazis.
Aurora
Dorada ha comenzado, especialmente tras las elecciones, una labor
sistemática para la explotación de esta crisis polifacética. Exceptuando
las acciones descaradamente fascistas, como las palizas a inmigrantes o
el intento de controlar la nacionalidad de los niños en las guarderías,
su labor es silenciosa. Sobre todo en zonas donde la crisis se ha
cebado especialmente, como por ejemplo, Pérama [distrito de astilleros
situado junto a El Pireo], los miembros de la organización visitan
hogares donde hay parados y, si ven que hay receptividad, prometen
trabajo a los miembros de la familia que están en paro. Después se
dirigen a empresarios locales y exigen que despidan a trabajadores no
simpatizantes, independientemente de si son ciudadanos griegos o
inmigrantes, y que contraten a los suyos. Y al final "venden" el
servicio a los parados, tanto si consiguen su objetivo como si no.
En otras ocasiones, visitan a personas que han sido víctimas de robo, les dan sus teléfonos y les prometen que acudirán en su ayuda si vuelven a sentirse necesitados. Evidentemente, los neonazis son los menos indicados para afrontar el paro o la delincuencia, puesto que son ellos mismos los que delinquen en otras ocasiones, pero en ciertos barrios que recuerdan al Bronx por sus índices de delincuencia (como, por ejemplo, algunos barrios de Patras), Aurora Dorada ofrece un alivio simbólico. Una nueva forma de patronismo político, intimidaciones y chantajes a comerciantes... todo al servicio de un objetivo: la creación de un potente movimiento fascista, que algún momento mostrará su verdadero ser, a saber, que constituye una herramienta violenta para la defensa del mismo sistema que, se supone, está combatiendo.
En otras ocasiones, visitan a personas que han sido víctimas de robo, les dan sus teléfonos y les prometen que acudirán en su ayuda si vuelven a sentirse necesitados. Evidentemente, los neonazis son los menos indicados para afrontar el paro o la delincuencia, puesto que son ellos mismos los que delinquen en otras ocasiones, pero en ciertos barrios que recuerdan al Bronx por sus índices de delincuencia (como, por ejemplo, algunos barrios de Patras), Aurora Dorada ofrece un alivio simbólico. Una nueva forma de patronismo político, intimidaciones y chantajes a comerciantes... todo al servicio de un objetivo: la creación de un potente movimiento fascista, que algún momento mostrará su verdadero ser, a saber, que constituye una herramienta violenta para la defensa del mismo sistema que, se supone, está combatiendo.
Sin
embargo, conviene puntualizar que Aurora Dorada está demostrando ser
más flexible y astuta que las fuerzas que deberían estar del lado de los
débiles y al mismo tiempo poseen un rico patrimonio. Durante la
ocupación alemana [1941-44] los griegos consiguieron mantenerse en pie
y, más tarde, escribir páginas gloriosas de resistencia nacional sólo
cuando establecieron entre sí redes de apoyo mutuo y solidaridad. El
excelente libro de Menelaos Charalambidis publicado recientemente
sobre la vida en la Atenas ocupada muestra claramente que si no
hubieran existido organizaciones de la resistencia, como Solidaridad
Nacional o el Frente de Liberación Nacional, la mayoría de los griegos
se habría visto obligada a colaborar con el invasor alemán para poder
sobrevivir.
Es
una paradoja histórica que los descendientes políticos de los agentes
del Cuerpo de Seguridad Nacional, colaboradores de las tropas alemanas,
hagan, a su manera retorcida, lo que deberían estar haciendo los que se
consideran continuadores de la resistencia nacional: crear en cada
barrio movimientos y comités de solidaridad a los que puedan acudir las
víctimas de la crisis, la descomposición del estado social y la
delincuencia. Comités a los que podrían dirigirse aquellos que no tienen
nada para comer ni dinero para acudir a un hospital o que están
pensando en tirarse por un balcón.
Estos
comités dotarían de sentido no sólo la vida de los necesitados, sino
también de cuantos prometen una sociedad mejor. No es casual que a
menudo, sucesos sociales al margen,
estos últimos estén reconcomiéndose: es indicativo que, excepto el KKE
(Partido Comunista de Grecia) que vive en su mundo, las fuerzas de
SYRIZA dediquen su atención últimamente a los insultos contra Scheuble,
al diputado que amenazó con denunciar a otros diputados o a si el
partido está preparado para gobernar. El KKE estaba absolutamente
diezmado, prácticamente aniquilado, cuando comenzó la ocupación alemana
[1941], pero consiguió convertirse en la mayor fuerza política del país
porque se ocupó de los problemas de la gente, lo que condujo también a
su recomposición orgánica.
Es
cierto que en todo el país surgen de forma espontánea redes de
solidaridad y que muchas ONG están realizando una labor extraordinaria,
superándose a sí mismas. A menudo cuentan con la participación de
fuerzas políticas democráticas, pero sin que esto constituya una opción
política centralizada. Y si no llega a constituirla, los neonazis habrán
tomado la revancha de la Ocupación: habrán conseguido sembrar el odio
en un momento histórico que requiere humanidad y solidaridad.
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